Pregunta:
¿Qué pasa si un hombre que no está ayunando tiene yortzait el 10 de tevet y quiere ser el dirigente del rezo, subir a la Torá o hacer birkat cohanim?
Respuesta:
Alguien que no esté ayunando no debe dirigir del rezo. Si no hay nadie más que lo pueda dirigir, y hay seis personas presentes en la sinagoga que sí están ayunando, él puede dirigir el rezo, pero no puede decir la plegaria de “anenu” en su rezo individual, y en la repetición de la amidá no debe decirla como una bendición aparte, sino que debe incluirla dentro de la bendición de “shomea Tefilá”, así como lo hace un individuo en su rezo personal. En dado caso debe decir “beyom tzom taanit hazé” (en este día de ayuno), en lugar de decir (según la costumbre ashkenazí) “beyom tzom taanitenu” (en el día de nuestro ayuno), ya que él no está ayunando (véase Shulján Aruj 566:3; Birké Yosef 2; Mishná Berurá, inciso 14; Ramá 565; Maguén Abraham y Taz, inciso 1.
Bendición de los cohanim en el rezo de minjá: En un ayuno público, cuando se reza minjá media hora antes de la puesta del sol, los cohanim deben bendecir a la congregación. En algunos lugares se permite esta bendición desde el horario de “plag haminjá”, es decir, una hora y cuarto antes de la salida de las estrellas, y no se debe reprochar a quienes lo hacen. Pero antes de esa hora no se debe hacer (Shulján Aruj 566:8; Ben Ish Jai, Tetzvé 23; Rav Paalim, tomo 4, cap. 5; Luaj Eretz Israel).
Un cohen que no ayuna por causa de fuerza mayor, no debe bendecir a la congregación y debe salirse de la sinagoga antes de la bendición de “retzé” (Od Yosef Jai, Vayakhel 7; Kaf Hajaím 129:5).
También entre los ashkenazim, los cohanim deben bendecir a la congregación en el rezo de minjá del día de ayuno. Hay lugares donde no lo hacen, tal como es la costumbre ashkenazí de la diáspora, pues los cohanim sólo bendicen a la congregación en las festividades; pero en la tierra de Israel, donde los cohanim acostumbran bendecir todos los días en el rezo de shajarit, deben hacerlo también en el rezo de minjá del día de ayuno (Séfer Eretz Israel, pág. 22, inciso 3). Las personas que todo el año suelen rezar en la amidá de minjá “shalom rav”, en el ayuno acostumbran decir “sim shalom”.
La lectura de la Torá: En los ayunos no se debe pasar a la lectura de la Torá a una persona que no esté ayunando, aunque el ayuno sea un lunes o un jueves, en los que de todas maneras se lee la Torá. Si no hay otro cohen presente aparte del que no está ayunando, este último debe salirse de la sinagoga para que llamen a un Israel en su lugar.
Si llaman para la lectura de la Torá a una persona que no está ayunando, no debe subir. Hay quienes opinan que en casos de fuerza mayor o para no profanar el nombre de Hashem, debe subir. Una persona que no está ayunando no puede leer la Torá.
Si alguien que no está ayunando supone que lo van a llamar para la lectura de la Torá, debe salirse de la sinagoga antes de que comience la lectura (véase Shulján Aruj 566:6; Taz, inciso 7; Maguén Abraham, inciso 8; Kaf Hajaím, incisos 42-46; Mishná Berurá, inciso 21).
Haftará: Hay quienes leen la haftará en el rezo de minjá del día del ayuno, pero la mayoría de los sefaradím no tienen esta costumbre, con excepción del 9 de Av (Ramá 566:1; véase Kaf Hajaím, inciso 10).
En los lugares donde se tiene la costumbre de leer la haftará, el que debe leerla es el tercero que fue llamado para la lectura de la Torá; pero si no sabe leerla, debe hacerlo el leví; si él tampoco sabe hacerlo, debe leerla el cohen; si éste tampoco sabe leerla, puede leerla cualquier otra persona.
Un sefaradí que es llamado en tercer lugar para la lectura de la Torá en una sinagoga ashkenazí, puede leer la haftará con sus respectivas bendiciones, ya que debe comportarse según como lo hacen en la congregación donde se encuentra, y además, hay sefaradím que también acostumbran leer la haftará en minjá del día de ayuno.
En el rezo de minjá del día de ayuno se agrega lo siguiente, en la parte de “Elokai netzor” y antes del segundo “ihiú leratzón”: “Señor del Mundo, es sabido ante Ti que en la época en que había Bet Hamikdash, la persona que pecaba ofrendaba un korbán, y sólo se colocaban sobre el altar sus cebos y su sangre, y con eso bastaba para expiar por el pecado; pero ahora yo estoy ayunando, y mi cebo y mi sangre se redujeron. Que sea Tu voluntad, que el cebo y la sangre que se me disminuyeron sean como si los hubiera ofrendado delante de Ti, sobre el altar, y que me agracies por ellos (véase Shulján Aruj 565:4; Kaf Hajaím, ibíd., inciso 21, que dice que hay que decir esto antes del “ihiú leratzón”, y si alguien se olvida de hacerlo ahí, puede decirlo después).
|