Pregunta: ¿
¿Qué debe corregir la persona para corregirse debidamente antes de Yom Kipur?
Respuesta:
La persona temerosa de Hashem debe llenarse de temor y debe procurar estar a solas en estos días, por lo menos una hora diaria, para poder examinar sus acciones, pues quizás ha cometido graves transgresiones que ante sus ojos no son graves por haberlas hecho tantas veces, tal como enseñan nuestros Sabios al comparar los pecados con un hilo muy delgado que puede romperse con facilidad; cuando la persona repite el pecado una y otra vez, va aumentando hilos hasta que le es muy difícil separarse del pecado, de la misma manera que es difícil separar las cuerdas que atan un animal a una carreta, tal como lo expresa el versículo “…como las cuerdas de la carreta es el pecado” (Yeshayahu 5: 18). En la palabra carreta (agaláh) están insinuados aquellos pecados a los que la persona se acostumbra y siente que está permitido hacer por haberlos cometido muchas veces: las relaciones ilícitas (arayot), el robo (guezel) y la mala lengua (lashón hará) (Kaf Hajaím, ídem).
La persona debe reflexionar sobre sus actos, si pecó acercándose indebidamente a su esposa cuando estaba en estado de nidá o si tuvo un acercamiento indebido con una mujer soltera, la cual se considera que siempre está en estado de nidá, o si tuvo un acercamiento mucho más grave, con una mujer casada. A veces la persona abraza o besa a una pariente cercana porque piensa que está permitido hacerlo, pues de esa manera actúan muchas personas, pero no sabe que al hacer esto está incurriendo en una prohibición. Hay que alejarse de todo este tipo de prohibiciones, como por ejemplo: tocar a una mujer, abrazarla, besarla, hablar con ella de asuntos banales, reírse con ella, estar con ella a solas, o tener pensamientos sobre ella. Todas estas acciones solamente están permitidas con la propia esposa y cuando está en estado de pureza, o sea, cuando no está nidá.
Todo el que toma de su compañero, sin su permiso, algo que tenga el valor de una perutá (moneda de valor mínimo equivalente al cuarentavo de un gramo de plata), o no le paga una deuda, o no le paga a su empleado su salario, etc., incurre en la prohibición de robar, además de incurrir en otras prohibiciones, y esto puede provocar que tenga que reencarnar en este mundo para pagar lo que debe. Incluso cuando roba algo que vale menos de una perutá incurre en esta prohibición. Y hay quienes afirman que es más grave robar algo que vale menos que una perutá, ya que la persona no suele arrepentirse de ello y no hay una ley que lo obligue a devolver ese robo. Asimismo, está prohibido despertar al compañero, pues a esto se le denomina “robarle el sueño”.
Todo el que habla algo despreciable de su compañero transgrede la prohibición de calumniar, a pesar de que sea verdad lo que está diciendo. Este pecado es más grave que la idolatría, las relaciones ilícitas y el asesinato. Y casi todas las personas tropiezan en esta prohibición y dicen: “no hice nada malo”, pero en verdad, el perjuicio que eso provoca es muy grave.
También hay que prestar atención respecto a las mitzvot que la persona llevó a cabo, si las hizo de la manera adecuada. Si su tefilá fue dicha con concentración y sin interrupciones de charlas banales. Si no perdió la concentración en los tefilin cuando los traía puestos y si se esforzó en el debido cumplimiento de las leyes de Shabat, y de no hablar en Shabat asuntos vanos. Si fijó tiempos de estudio de Torá y si toda la tzedaká que dio fue Leshem Shamaim, y otras cosas por el estilo (Kaf Hajaím 603:10, en nombre del Birké Yosef).
Escribió el Jidá (Majzik Berajá 603:2): “He visto personas comprometidas con el cumplimiento de la Torá que cuando se aíslan en los días de arrepentimiento hacen introspección de sus acciones y así se dan cuenta de lo que tienen y pueden corregir; ellos se imponen a sí mismos barreras para no tropezar de nuevo y las apuntan para recordarlas, y al año siguiente abren este libro, verifican si cumplieron debidamente lo que se propusieron, y si les funcionó, agregan nuevos propósitos para el año siguiente. Es importante tener cuidado de no asumir estas cosas como una promesa, por lo que se debe especificar que no hay ningún tipo de promesa en estas conductas (Kaf Hajaím 603:12).
De acuerdo con el honor y el placer que la persona recibe en este mundo, le descuentan sus méritos en el mundo venidero (Séfer jasidim 84). Esto se refiere a una persona que merece el honor, pero una persona que busca más honor del que merece, será castigado por ello. (Rav Jidá, en su comentario, ídem.). Y si alguien se enorgullece con la vergüenza de los demás, pierde su porción en el mundo venidero (TY, Jaguigá 10a). Por lo tanto, cada uno debe preocuparse por no perder su porción en el mundo venidero por este tipo de asuntos, y es mejor ser denigrado, pues quizás de esa manera se apiaden de él en el cielo (Kaf Hajaím 603:9).
Escribió el Rabenu Yoná (Shaaré Teshuvá 1:2): “Para aquel que reconoce su pecado y demora su arrepentimiento, su castigo es muy grave, pues él sabe que se desató la furia sobre él, y aun así, no se arrepiente de lo que hizo” (Kaf Hajaím, ibíd., inciso 15).