Pregunta:
Voy a ir de visita a la Tierra de Israel y quiero saber si tengo que rasgarme la ropa cuando vaya al kotel y qué debo decir. ¿Hoy en día hay mitzvá de subir al reguel si voy en las fiestas?
Respuesta:
La persona que ve el lugar del Bet Hamikdash en manos de los Ismaelitas debe decir: “La casa de nuestra santidad y de nuestra gloria, en la que te alabaron nuestros ancestros, fue consumida por el fuego y todos nuestros deseos se convirtieron en destrucción”; luego debe rasgarse la ropa como una persona enlutada, y debe recitar la siguiente bendición sin mencionar el nombre de Hashem “Baruj dayan haemet, ki kol mishpatav tzedek beemet, etc.”. Luego se doblega y recita el Salmo 79 “mizmor leasaf” hasta el final.
Cuando alguien ve la Puerta de la Misericordia (Shaar haRajamim) debe decir: “Se hundieron en la tierra sus portones”. Cuando ve la mezquita de oro se debe doblegar, y no hace falta que vea el suelo del patio del Bet Hamikdash. Si sólo ve el Kotel hamaarabi (muro occidental) y no ve el lugar del Bet Hamikdash, no tiene que rasgarse la ropa.
Si pasaron más de treinta días desde la última vez días que vio el lugar de las mezquitas construidas en el terreno del Bet Hamikdash, debe volver a rasgarse la ropa.
Alguien que vive en Jerusalem no tiene la obligación de rasgarse la ropa al ver estos lugares (Shulján Aruj 561:2; Mishná Berurá 17; Kaf Hajaím 27).
La persona que va en Shabat a visitar estos lugares no debe rasgarse la ropa. Si regresa allí antes de que transcurran treinta días, no tiene que rasgarse la ropa. La costumbre es que quien va el viernes después del mediodía, en Rosh Jodesh o en los días de Jol hamoed de una festividad, no se rasga la ropa, y en esos casos se puede ser permisivos (costumbres de Jerusalem; véase Shulján Aruj 561:2, 5).
En principio, si a las personas que ven estos lugares les es difícil rasgar su ropa, pueden pasarse una prenda entre ellos, es decir, que uno se rasgue la camisa y se la dé a su compañero para que éste se la ponga y le agregue otra rasgadura. No es correcto hacer esto, ya que la persona debe sufrir por la destrucción de Jerusalem y enlutarse por ella, pues la casa de nuestro Dios es suficientemente importante como para perder una camisa por ella. La costumbre es rasgarse una sola prenda, es decir, la camisa (los que se rasgan el abrigo cuando están de luto por el fallecimiento de un pariente cercano, en este caso sólo se rasgan la camisa). Todo el que se enluta por Jerusalem, al final tendrá el mérito de ver su alegría.
La persona que ve las montañas de Judea debe decir: “Tus ciudades santas se convirtieron en un desierto”, y luego debe rasgarse la camisa. No está obligado a rasgársela hasta no estar cerca de ellas, como ocurre al mirar desde el Monte de los Escopos (har hatzofim) hacia Jerusalem, o desde cualquier otro lugar donde se alcanza a ver Jerusalem. El que ve las montañas de Judea con unos binoculares debe rasgarse la ropa.
Una ciudad ubicada en las montañas de Judea que está habitada por ismaelitas, y los soldados judíos no pueden entrar en ella, se considera una ruina y el que la ve debe rasgarse la ropa (Mishná Berurá, inciso 2; Kaf Hajaím, inciso 4).
Hay quienes opinan que en la actualidad no existe la mitzvá de peregrinar a Jerusalem en las festividades, y hay otros que son cuidadosos de ir al kotel hamaarabí, pues opinan que hoy en día sí hay obligación de hacerlo. Hay quienes son más exigentes y procuran ir al kotel con sus cuatro especies en Sucot; ellos sostienen que, según el Rambam, en la ciudad vieja de Jerusalem hay una obligación de la Torá de levantar las cuatro especies durante los siete días de esta festividad. |