Pregunta: ¿Qué pasa si le hice un daño a mi amigo y no me quiere perdonar?
Respuesta: En Yom Kipur no son expiados aquellos pecados que la persona cometió contra su prójimo, a menos que vaya a disculparse con él y lo apacigüe, tal como dice el versículo: “…delante de Hashem, de todos vuestros pecados seréis purificados” (Vaikrá 16:30). Esto significa que sólo de los pecados que una persona comete contra Hashem será purificada en el día de Yom Kipur, pero de los pecados que cometió contra su prójimo, Yom Kipur no se los expía, hasta que vaya a apaciguarlo (Basado en el TB, Yomá, pág. 85b; Shulján Aruj 606:1).
¿Cuánto hay que disculparse? La costumbre entre los judíos es que si alguien pecó contra su prójimo, en la víspera de Yom Kipur va a pedirle una disculpa y a devolverle cualquier deuda que tengan pendiente. A pesar de que no le haya robado ni le haya causado un daño físico, sino que tan sólo lo haya ofendido, debe ir a apaciguarlo. Debe buscarlo para pedirle perdón y sosegarlo. Si éste no se apacigua la primera vez, debe volver para tratar de apaciguarlo por segunda vez, de una manera distinta a la primera. Si en esta oportunidad tampoco logra apaciguarlo, debe intentarlo una tercera vez. De acuerdo con la opinión del Rambam, la segunda y la tercera vez debe llevar tres acompañantes que sean amigos de la persona ofendida, y hay quienes opinan que incluso la primera vez debe llevarlos. Si piensa que ir sólo puede ser más productivo, así debe hacerlo. Si su compañero no se apacigua después de estas tres veces, ya no tiene la obligación de seguirse disculpando (Tur 606; Shulján Aruj, Ibíd., inciso 1; Kaf Hajaím, Ibíd., incisos 17 y 18).
Si después de pedirle disculpas tres veces no se apacigua, no hace falta ir una vez más, pues, según la halajá, ya cumplió con lo que tenía que hacer para restablecer la paz entre ellos; sin embargo, para salir de toda duda, debe juntar diez personas y decir delante de ellas: “pequé contra tal persona, fui a disculparme pero no aceptó mis disculpas”. Cuando Hashem observa cómo se está denigrando, lo perdona (Shulján Aruj 606:1; Kaf Hajaím, Ibíd., incisos 22 y 23).
Toda persona tiene permitido ser estricta y disculparse más de tres veces, si eso no provoca un desprecio a la Torá (Rashi, Yomá 87b). Es recomendable que una persona se disculpe con su prójimo aunque piense que ella tiene la razón. Si el pecador no toma la iniciativa de ir a pedir disculpas, el ofendido debe presentarse frente a él para que le pida perdón (TB, Yomá 87b; Kaf Hajaím 606:21; Mishná Berurá, Ibíd., incisos 3 y 5).
Desprecio a un Talmid Jajam (estudioso de la Torá): Está escrito que todo aquel que desprecia a un Talmid Jajam no tiene cura para su enfermedad, en especial en nuestra generación, ya que las personas se han tomado esto a la ligera, lo que ha provocado un terrible desacato al nombre de Hashem y un desprecio por la Torá. Por lo tanto, toda persona debe ser muy cuidadosa de no hablar nada malo con respecto a un Talmid Jajam, ya sea uno de sus rabinos personales o no. Si alguien sabe que pecó hablando mal de un Talmid Jajam, ya sea delante de él o en su ausencia, y si lo hizo públicamente debe ir a pedirle una disculpa en público; si lo hizo en privado, debe ir a disculparse en persona y no hace falta que lo haga públicamente. Hashem reclama la ofensa del Talmid Jajam y de Su Torá (Véase Bet Hakaparot, cap. 7).
Si una persona ofendió a su rabino debe ir a disculparse con él hasta mil veces, en caso de que sea necesario. No sólo cuando se trate de su rabino personal debe hacerlo, sino de cualquier rabino del que haya aprendido alguna enseñanza de Torá que no sabía antes, debe ir a disculparse más de tres veces (Rambam, Mishné Torá, cap. 2, halajá 1 de las leyes del arrepentimiento; Shulján Aruj 606:1; Kaf Hajaím, Ibíd., incisos 25 y 26; Mishná Berurá, inciso 7).