Pregunta ¿Si en efecto la ropa donde se encontró la mancha de sangre estaba revisada, qué otros factores debe haber para no tener que ir a mostrársela al rabino?
Respuesta:
La diferencia fundamental que existe entre la sangre regular de la menstruación y una mancha (ketem) radica en la sensación que la mujer percibe. Una mujer que tiene la certeza de que le salió sangre, y de que no sintió que le saliera de la matriz, tan sólo queda prohibida para su esposo a causa del decreto rabínico de las manchas (ketem), y cuando se trata de ese tipo de impureza, hay una pauta para ser permisivo en varios aspectos que se analizarán más adelante. No obstante, si la mujer siente cuando la sangre sale de la matriz, no se considera un ketem, aunque haya encontrado la mancha en su ropa.
Si una mujer encuentra una mancha en una revisión interna, ésta hace que ella quede prohibida para su esposo, a pesar de que no haya tenido ninguna de las sensaciones mencionadas. Esto aplica siempre y cuando se haya cerciorado, antes de la revisión, de que la prenda que utilizó no estaba manchada y que la mancha que encontró en la revisión era de “color impuro”. ¿Por qué ella queda prohibida en este caso? Generalmente la mujer no ve sangre a no ser que haya tenido una sensación, así que, mientras no existan factores que demuestren lo contrario, se debe suponer que la salida de la sangre generó en la mujer una sensación. Cuando ella encuentre sangre en una revisión interna, no hay ninguna prueba de que no haya tenido una sensación, pues existe la posibilidad de que no haya percibido cuando salió la sangre de la matriz porque la sensación de la revisión opacó sus sentidos . Al ser este el motivo, si la mujer se limpia la parte exterior de su cuerpo y tiene la certeza de que no tuvo una sensación, la sangre que encuentre se considera como un ketem. Pero si la mujer encuentra una mancha inmediatamente después de haber tenido relaciones maritales, se considera como “sangre” y no como “ketem”, pues la relación en sí es algo que puede opacar la sensación de que le sale sangre de la matriz.
Cuando se encuentra una mancha en una prenda sin que la mujer haya tenido una sensación previa y dicha mancha no es el resultado de una revisión interna, se debe verificar su tamaño: si es mayor que un gris, la mujer queda prohibida para su esposo (si la mancha cumple con las otras condiciones mencionadas antes, como color, forma, lugar, etc.). Pero si la mancha es del mismo tamaño de un gris o más pequeña, la mujer queda permitida.
¿Por qué los Sabios establecieron esta medida mínima? Porque en la época en la que vivieron, (y a veces también en nuestra época), era común encontrar piojos en las casas y en las camas, y al establecer el decreto de las manchas, no quisieron prohibir a una mujer para su esposo si existe la posibilidad de que la sangre provenga de una fuente distinta a su cuerpo, y un piojo aplastado puede producir una mancha de sangre del mismo tamaño o más pequeña que un gris; por esta razón nuestros Sabios establecieron que una mancha de sangre del tamaño de un gris o más pequeña no hace prohibida a una mujer, aunque no haya piojos en ese lugar, pues, de lo contrario, se terminarían prohibiendo demasiadas mujeres para sus esposos.
Hay autoridades rabínicas que sostienen que las manchas del tamaño de un gris son puras únicamente en lugares donde suele haber piojos, pero en lugares limpios, donde no los hay, son impuras, y provocan que las mujeres queden prohibidas para sus esposos.
El consenso halájico se establece según la opinión más permisiva, especialmente en casos en los que hay otros motivos para evitar que la mujer quede prohibida para su esposo, como cuando existe una duda con respecto al color, tamaño o lugar de la mancha, o al nivel de limpieza de la ropa, etc. Si la mujer está en duda, no debe determinar por sí misma que está impura sino que debe consultar su caso con una autoridad rabínica.