Pregunta:
¿Cuáles son las obligaciones en las que nos debemos ocupar entre Kipur y Sucot?
Respuesta:
Es una mitzvá ocuparse de la construcción de la Sucá al día siguiente de Yom Kipur (Ramá 625), aunque sea viernes (siempre y cuando no se dejen a un lado los preparativos para Shabat), ya que “una mitzvá que llega a las manos de la persona no debe dejar que se le fermente”. Hay que hacer el esfuerzo de terminar la construcción de la Sucá en ese mismo día (véase Kaf Hajaím, ibíd., inciso 4; Mishná Berurá 624:19 y 625:2).
Hay quienes son minuciosos en el cumplimiento de las mitzvot, por lo que preparan las paredes de la Sucá desde antes de Yom Kipur, y cuando termina Yom Kipur, sólo le colocan el sejaj encima. Si no todo, por lo menos una parte (Kaf Hajaím 625:5).
Asimismo, es una mitzvá ir a comprar las cuatro especies (arvaat haminim) inmediatamente después de Yom Kipur, y hay quienes las compran incluso con más anticipación, para aumentar los méritos antes de este día (Kaf Hajaím, ibíd. 4).
Al día siguiente de Yom Kipur se acostumbra levantarse temprano para ir a la sinagoga, como en los días de las selijot, para que el satán no acuse al Pueblo de Israel y diga que después de que Hashem los perdonó le dieron la espalda (véase Kaf Hajaím 624:34). Hay colectividades donde llaman este día “el día de la alegría del cohen” (véase el libro de Berit Cohanim sobre las costumbres de la ciudad de Jerba).
En el día que le sigue a Yom Kipur, después del salmo del día y de “Hoshienu”, se recita el salmo 85: “Tú has sido favorable a Tu tierra. Tú has tornado la cautividad de Yaakov”.
En los días entre Yom Kipur y Sucot no se recita el tajanún ni se debe ayunar, excepto por un mal sueño, ya que estos son considerados días de alegría en los que se inauguró el primer Bet Hamikdash, en los días del Rey Salomón. Y nosotros también nos ocupamos en estos días de las mitzvot de construir la Sucá, y de preparar el etrog y las otras especies en honor del Rey de Reyes, que santifica a Israel y las festividades (Shulján Aruj 131:7; Ramá 624:5; Mishná Berurá, inciso 18; véase Kaf Hajaím, ibíd. 33; Shaar Hakavanot, Jag haSucot 3; véanse en el Nekudat Hakésef otros motivos según la Cabalá).
La costumbre en la tierra de Israel es no decir el tajanún hasta el final del mes de Tishré, ya que la mayor parte del mes tiene santidad, hay muchas mitzvot, y dado que el mes inició con aflicción, es adecuado que finalice con alegría (Kaf Hajaím 131:98).
Es una mitzvá que las cuatro especies le pertenezcan a la persona que cumple la mitzvá, y por ende, hay una obligación de pagar por ellos antes de que comience la festividad, para que no se consideren “prestados”. Si alguien no tiene dinero para pagarlos, debe acordar con el vendedor que se considere como un préstamo monetario por un periodo corto, y debe tener la intención de adquirir las cuatro especies levantándolas.
Se deben atar los hadasim con las aravot y con el lulav con un nudo doble desde la víspera de la fiesta, para que todos se consideren una sola unidad, por la mitzvá de embellecer las mitzvot (Shulján Aruj 651:1). Aquello que hacen algunas personas que son permisivas e introducen las cuatro especies dentro de un “koichiklaj” (estuche elaborado con hojas de palmera) en vez de atarlas, se entiende que la Mishná Berurá no está conforme con su uso (véase Mishná Berurá, ibíd., inciso 8); por lo tanto, hay que procurar que el hadás y la aravá sobresalgan por la parte de inferior del koichiklaj, y allí se les debe hacer un nudo doble.
Es importante verificar que el lulav esté amarrado con los hadasim y con las aravot antes de la puesta del sol, ya que está prohibido amarrarlos en el Yom Tov. Si alguien se olvida de hacerlo, puede atarlos con un nudo sencillo; véase más adelante, en las leyes para amarrar el lulav (Shulján Aruj 651:1). |