Pregunta:
¿Qué pasa si una mujer se enoja con su esposo y le dice que está nidá? ¿Y si suele hacerlo a menudo pierde su credibilidad?
Respuesta:
Una mujer que es considerada nidá porque se lo declaró a su esposo o porque realizó una acción que lo demuestra, pero en realidad no lo está, y tiene una excusa válida de por qué quiere que su esposo piense que ella está nidá (y no han pasado los suficientes días para que pueda hacer el proceso de purificación y sumergirse en la mikve), debe decirle a su esposo la excusa de forma explícita, aunque él sepa la razón por sí mismo
Una mujer tiene credibilidad mientras no mienta con relación a estos asuntos. Sin embargo, si ella miente, pierde su credibilidad. El arrepentimiento es difícil, toma mucho tiempo, y está sujeto a muchas condiciones. Por lo tanto, si una mujer miente con respecto a estos asuntos, la pareja debe consultar a una autoridad rabínica para saber cómo actuar.
Una mujer que desarrolla el hábito de decir “estoy nidá” y después retractarse, debe ser penalizada: sus excusas ya no deben ser recibidas; ella está obligada a contar los días necesarios y a sumergirse en la mikve, para que de esa manera, en el futuro, se abstenga de volver a hacerlo. Aunque la mujer no tenga este hábito, si lo hace una sola vez, su esposo puede ser riguroso y no creerle, y esto se considera devoción de su parte. A pesar de que, por lo general, un esposo no tiene permitido ser riguroso con respecto a estos asuntos, en este caso puede serlo por dos motivos:
Él puede argumentar que no cree en la última declaración que hizo su esposa, sino en la primera, cuando dijo “estoy nidá” y para desalentar a su esposa de mentir en el futuro.
Cuando es claro que una mujer no está diciendo la verdad, por ejemplo, si su esposo refuta la excusa que ella presenta y luego ella presenta una excusa diferente, o en un caso similar, ella ya no es creíble. Sin embargo, esto se refiere a un caso en el que ella dice “estoy nidá” y quiere retractarse de ello; pero si ella nunca lo dijo, entonces, aunque el esposo vea sus ropas manchadas de sangre, si ella dice “estoy pura y las manchas provienen de otro lado”, se le cree, a condición de que no sean las ropas que ella tiene designadas para los días en los que está nidá.
El esposo también está obligado a creerle a su esposa en otros casos. Por ejemplo, si ella le dice que cree que está nidá pero no está segura; si luego ella le dice que está pura, no necesita dar una explicación adicional, y él tiene prohibido actuar con rigurosidad en ese caso. Esta regla se aprende del Cohen (sacerdote), a quien el dueño de una casa viene y le anuncia: “Algo como la afección de tzaraat se me ha aparecido en casa”, empleando una palabra de incertidumbre, para que de esa manera no determine desde un principio de manera firme que en realidad se trata de una afección de tzaraat y que por ello la casa quede impura.
Es recomendable que la mujer siempre utilice un lenguaje indeciso, como cuando dice “me parece que vi sangre”, para que de esa manera, si posteriormente un rabino determina que ella está permitida para su esposo, no necesite dar una excusa para salir de su estado de nidá (jezkat tumá).
Si una mujer dice “estoy nidá” y de inmediato (toj kedei divur) lo corrige diciendo “estoy pura”, ella queda pura y no necesita dar una explicación, ya que su segunda declaración fue inmediatamente después de la primera , lo cual provoca que esta última se anule. Sin embargo, si ella realiza una acción que demuestra que está nidá, como al rehusarse a recibir un objeto de la mano de su esposo, y de inmediato se retracta y afirma que no está nidá, no se considera pura, a menos que tenga una excusa que justifique lo que hizo. |