Pregunta:
¿Cuánto tiempo tiene que esperar la mujer después de dar a luz para purificarse? ¿Hay diferencia si le nació un niño o una niña? ¿Qué dice la halajá hoy en día con respecto a la sangre pura que ve la mujer después de dar a luz?
Respuesta:
Durante los días en que la sangre de la mujer se considera “pura” (treinta y tres días después de dar a luz a un varón, y sesenta y seis después de que nace una niña), toda la sangre que ella encuentre, de acuerdo con la ley de la Torá, no la impurifica. Sin embargo, nuestros Sabios fueron rigurosos, y decretaron que esta sangre sea considerada como sangre de nidá en todos los aspectos. Todos los judíos aceptaron esta costumbre, y por ende, si la mujer encuentra sangre en esos días, debe contar cinco días, hacerse la revisión del hefsék tahará y contar “siete días limpios”. Asimismo, si ella encuentra una mancha de sangre (ketem) en esos días, se considera como una mancha común.
Hay lugares donde la costumbre es que la mujer no se sumerja en la mikve en los “días de pureza”, aunque ella no sangre en esos días. El Rámbam (Maimonides) protestó en contra de tal costumbre y escribió al respecto: “esta no es una costumbre, sino un error y una herejía; esto fue aprendido de los saduceos, y es una mitzvá forzar a las mujeres a que se sumerjan en esos días para eliminar esas ideas de sus corazones y que retornen a las palabras de nuestros Sabios, según las cuales ellas tan sólo deben contar siete días limpios”. Obviamente, las palabras del Rámbam están dirigidas a las personas que piensan erróneamente que esa es la ley de la Torá y no una costumbre, pero una persona que actúa de esa manera por otro motivo, como por una costumbre, no se considera un hereje. Las autoridades rabínicas discutieron sobre esta costumbre y sus motivos, y encontraron bases suficientes para decir que no hay que protestar en contra de una mujer que decida ser rigurosa en este aspecto. Hashem lo que quiere es el corazón de las personas, y si alguien quiere ser más riguroso en honor de Hashem (leshém shamaim), puede apoyarse en la opinión de la minoría de los ajaronim (autoridades rabínicas de las últimas generaciones), los cuales escribieron que hay que seguir cumpliendo esta costumbre. No obstante, está prohibido castigar a una persona que quiere ser permisiva en este aspecto. Esto no se considera “romper una barrera” (desviarse de una costumbre aceptada) en nuestra generación, ya que esta costumbre no fue establecida firmemente ni aceptada por todas las autoridades rabínicas.
El consenso halájico dictamina que en lugares donde la mayoría de las mujeres se sumergen (después del proceso de purificación) durante los días de pureza (treinta y tres o sesenta y seis, según el caso), y una minoría se cuida de no hacerlo, aquellas que no lo hacen deben continuar con su costumbre. Si a una mujer se le dificulta esto, puede hacer una anulación de promesas (hatarat nedarím) en frente de tres hombres que la liberen de esta restricción. Algunas autoridades rabínicas opinan que es una mitzvá anular esta promesa.
Las novias que nunca siguieron esta costumbre no necesitan hacer una anulación de promesas. A pesar de que sus madres si la hayan practicado, ellas pueden seguir la costumbre de las mujeres del lugar donde ellas viven y sumergirse durante los “días de pureza”.
En los lugares donde las mujeres no suelen sumergirse en la mikve durante los “días de pureza”, una mujer no puede sumergirse sin consultar antes a una autoridad rabínica. Algunas de las opiniones más contemporáneas escribieron que es una mitzvá anular esta costumbre, incluso en lugares donde la mayoría de las mujeres la siguen.
A pesar de que fue dicho antes que no hay razón para impedirle a una mujer que se sumerja en una mikve durante los “días de pureza”, es recomendable que postergue la inmersión hasta que se cure de sus heridas y se recupere del parto. Esto se debe cuidar especialmente cuando la mujer tiene puntadas, porque sus heridas pueden reabrirse. Una vez que ella se sienta lo suficientemente fuerte, puede sumergirse en la mikve. |