Pregunta:
¿Qué es lo que los rabinos buscan en las revisiones de las mujeres? ¿Cómo saben diferenciar si es sangre pura o impura? ¿Por qué no lo hacen mediante pruebas médicas?
Respuesta:
Desde la época del Talmud ya había Sabios que no querían examinar las manchas de sangre debido a las sutiles diferencias que existen entre el color rojo que impurifica a la mujer y el que no, así como entre el color negro que la impurifica y el que no. Si ellos se abstuvieron de hacerlo por la dificultad que esto presentaba, nosotros, que somos mucho menos expertos que ellos, con mayor razón no podemos declarar una tonalidad roja o negra como “pura”, ya sea tenue u oscura. Otros colores que no tienen tinte rojo ni negro (ya sean líquidos o viscosos), sí podemos declararlos “colores puros”.
“Colores puros”: Si una mujer segrega un líquido de “color puro”, se mantiene permitida para su esposo, sin importar si tal secreción está acompañada o no por una sensación, y tanto si lo encuentra en una revisión interna como si lo encuentra en una mancha (ketem). Por el contrario, los colores impuros provocan que la mujer quede prohibida para su esposo cuando salen de su cuerpo acompañados por una sensación o cuando los encuentra al hacerse una revisión interna. Sin embargo, si los encuentra en una mancha (ketem), no queda prohibida a menos que cumpla con todas las demás características mencionadas en el capítulo anterior.
Los colores más comunes son:
El blanco, aunque no sea del todo blanco, sino que tenga la apariencia de una prenda blanca que se ensució con polvo y que por causa de ello su blancura se opacó, se considera “color puro” porque esa tonalidad no proviene del color rojo.
El amarillo, conocido como yarok en el lenguaje de nuestros Sabios. Es como el color del oro, de la cera de abejas, del etrog o de la yema de huevo; aunque sea un amarillo oscuro se considera puro . No obstante, algunas autoridades rabínicas son más estrictas y consideran tales tonalidades de amarillo impuras, a menos que haya otros motivos para ser permisivos. La costumbre es seguir esta opinión solamente cuando se trata de la revisión del hefsék tahará, ya que, antes de realizarla, la mujer se encuentra definitivamente prohibida (impura), y para que salga de ese estado (jezkat tumáh), necesita una prueba contundente de que su sangrado se detuvo por completo. Si existen otros factores para ser permisivos, el amarillo se considera como un “color puro”, aunque ella lo encuentre en la revisión del hefsék tahará. También se acostumbra ser estrictos cuando la mujer encuentra una mancha amarilla después de tener una sensación interna, ya que si segrega algo con una sensación, es cuestión de la ley de la Torá determinar si ella está permitida o no. Sin embargo, la mujer no debe decidir por sí misma que está prohibida cuando encuentra uno de estos colores, porque son diversas sus tonalidades, y el color de la cera de abeja y del oro que tenemos hoy en día no es el mismo al que se refirieron nuestros Sabios de antaño. Por lo tanto, si una mujer encuentra una mancha amarilla en su hefsék tahará o si tiene una secreción de ese color acompañada por una sensación, debe siempre mostrársela a una autoridad rabínica para que dictamine al respecto, hasta que ella esté bien familiarizada con todas las tonalidades de amarillo que hay, y sepa cuáles son puras y con cuáles se debe ser más estricto. La sangre que es verde como la cebolla, el pasto y tonalidades similares, es pura . Asimismo, un color amarillo, como el del limón, es puro, aunque aparezca en la revisión del hefsék tahará.
El café, si no tiene una tonalidad rojiza, como el color del café o el de las avellanas, es puro. Dado que existen diferentes tonalidades de café, y que no hay certeza de si las avellanas a las que se refirieron nuestros Sabios eran cocinadas o crudas, siempre se debe consultar el caso con una autoridad rabínica cuando se encuentra este color en la revisión del hefsék tahará o en una revisión interna después de haber tenido una sensación; pero si se encuentra en otras revisiones y, con mayor razón, en una mancha, es pura. Todo esto se cumple siempre y cuando el color café no tienda al rojo o al negro .
El gris es un color puro. Si tiende al negro, hay opiniones que lo consideran puro y otras, impuro; la costumbre es ser permisivos. Pero si es tan oscuro que se asemeja al negro, la costumbre es ser estrictos . No obstante, también en un caso así es recomendable consultar a una autoridad rabínica, hasta que la mujer sea experta en discernir entre todas las tonalidades de negro que hay.
Todas las restricciones mencionadas antes sólo aplican si la mujer encuentra uno de estos colores de forma ocasional; pero si suelen repetirse con frecuencia, existe una pauta para ser permisivos en algunas situaciones, con el fin de permitirle a la pareja cumplir con la mitzvá de reproducirse. Por lo tanto, un caso así se debe consultar con una autoridad rabínica.
Hay autoridades que aplican todas las restricciones referentes al color del hefsék tahará a todas las manchas de sangre (ktamim) y a todas las revisiones internas. Sin embargo, esa no es nuestra costumbre. |