Pregunta:
Voy a comprar una casa ya construida de un goy y quiero saber si hay una obligación de raspar un recuadro en la entrada como es la costumbre? ¿Quiénes están exentos de esta obligación? ¿De dónde salió esta costumbre?
Respuesta:
Desde que se destruyó el Bet Hamikdash decretaron nuestros Sabios que en cada alegría que se festeje se debe también hacer algo en conmemoración de la destrucción, como dice el versículo: “Si me olvidara de ti, Jerusalem, que olvide mi diestra (su habilidad)… si no pusiera a Jerusalem por encima de mi mayor alegría” (Salmos 137:5; véase el Tratado de Babá Batrá 60b; Kaf Hajaím 560:2; Mishná Berurá, inciso 10 y la introducción a ese capítulo).
Nuestros Sabios decretaron que no se debe construir un edificio enyesado y pintado como una construcción de reyes; tampoco se debe enyesar una casa por completo, sino que se debe cubrir toda la casa con cemento y yeso, y se debe dejar un recuadro de la medida de una amá cuadrada sin enyesar frente a la entrada de la casa, como recuerdo de la destrucción del Bet Hamikdash. En caso de que no haya un lugar frente a la entrada para hacerlo, se debe dejar un lugar sin enyesar en algún lugar de la casa, siempre y cuando se note a simple vista (Shulján Aruj 560:1; Kaf Hajaím, ibíd., inciso 10; véase Mishná Berurá, inciso 3).
No hay obligación de dejar un recuadro de una amá cuadrada sin enyesar en cada una de las habitaciones de la casa, sino que basta con hacerlo en el salón principal. Véase la Mishná Berurá (ibíd., inciso 3) que se sorprendió de que las personas son permisivas y no hacen esto, y véase también el Kaf Hajaím, que cita en nombre del Rav Jaim Palagi el daño que provoca el no hacerlo. (ibíd., incisos 5-11).
Si una persona tiene en su casa dos entradas y cada una de ellas da a una habitación distinta, debe dejar un cuadrado sin enyesar frente a cada una de las entradas, por la confusión que se le puede causar a las personas que lo ven.
Hay que dejar un área de una amá cuadrada, tanto si las paredes fueron pintadas como tapizadas. No se debe pintar tal área ni siquiera con pintura negra (Kaf Hajaím, ibíd., incisos 8, 9).
En una pared tapizada no basta con dejar un área de una amá cuadrada sin tapizar, sino que también hace falta que el yeso esté raspado.
Si alguien compra o alquila de un judío una casa enyesada que no tiene un recuadro de una amá cuadrada sin enyesar como recuerdo de la destrucción del Bet Hamikdash, debe raspar la pared. Y, con mayor razón, si él mismo construyó o enyesó su casa y no dejó un recuadro sin enyesar, ya sea sin querer o deliberadamente, está obligado a rasparlo (véase Shulján Aruj 560:1. Kaf Hajaím, ibíd., incisos 12-15).
Si una persona alquila o compra de un gentil una casa enyesada, hay quienes opinan que no hace falta raspar el yeso. (Kaf Hajaím, ibíd., inciso 12; Mishná Berurá, inciso 4).
Las paredes de yeso de hoy en día son baratas y temporales, y no se les hacen grabados decorativos, así que no se consideran como las paredes de la época de nuestros Sabios, sino como paredes comunes; sin embargo, hay que dejar en ellas un recuadro sin enyesar, como fue dicho antes.
No es necesario dejar un área cuadrada sin enyesar en una sinagoga ni en un Bet Hamidrash. (Kaf Hajaím 560:2).
Los jóvenes que estudian en una Yeshivá no pueden raspar un área de una amá cuadrada en sus habitaciones por iniciativa propia, ya que estas se consideran como un Bet Midrash, y además, es posible que todos los dormitorios se consideren como un sólo recinto.
Un soldado en el ejército no puede raspar por iniciativa propia un área de una amá cuadrada en el cuarto que reside, ya que él sólo lo alquila provisionalmente, y tiene prohibido raspar la pared sin autorización del dueño (Ajaronim). |